A veces nos empeñamos en querer encajar con gente que no nos quiere a su lado. Se nos pasan las horas buscando un porqué a ese rechazo o preguntándonos cómo hacer para que nos acepten. No queremos soltarlo porque es como perder una batalla, rendirse. Pero es precisamente el error, no se trata de una batalla que ganar, sino todo lo contrario.
Por eso, he decidido dejarlos ir, soltar aquello que no es para mí. Y, si me equivoco, llegará de nuevo, pero esta vez no será forzado, será de verdad, porque así es como debe ser o como quiero que sea. La gente que quiero a mi lado es aquella con la que me puedo sentir yo sin tener miedo o un escudo para protegerme, con la que es fácil reirme o hablar, con la que siempre sonrío y espero alegre el momento de verlas, no con la que vas con el miedo, la duda de como te van a recibir o cómo tú te vas a sentir.
Para mí, la amistad es de las cosas más importantes en mi vida, por ello, mis amigos sérán tres, cuatro, quizás cinco, pero todos ellos indispensables, únicos para mí, con los que soy realmente yo sin miedos ni dudas.
Hoy, suelto todo aquello que me hace mal, y siento que ahora, hoy, sí comienzo de nuevo, ya todo el peso quedó atrás. Hoy me quité esas ataduras que llevaba desde hace tanto.
Ahora estaré, quizás un poco menos acompañada pero en mi interior, dentro de mi corazón, hay algo que ha volado, algo que mantenía con dolor, y que con dolor lo he dejado marchar, pero que creo que es de algo de lo que voy a aprender mucho. Y, no sé que me esperará ahora, pero que lo tenga que llegar, llegue.
Porque la vida consiste en disfrutar de muchos pequeños instantes felices y, cuando eche la vista atrás quiero estar cargada de ellos...
Gracias a todos los que me han hecho pasar algunos de esos instantes.
DEJÉ QUE EL VIENTO SE LO LLEVARA...
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