Hoy doy gracias a la vida y al mundo por darme la oportunidad de ser.
Doy gracias por entender que esto es todo lo que soy, yo. Entender que somos únicos, diferentes a los demás, que eso nos hace ser auténticos y que nunca debemos perder todo aquello que nos hace ser así. Porque una vez me equivoqué, creyendo que cambiando sería mejor persona, porque me aceptarían aquellos que no me entendían. Cambié, y logré mi objetivo, pero, de repente, cuando tenía todo aquello que tanto anhelé, sentí como si un vacío inmenso me atrapara y, me dí cuenta de que, por momentos me perdía, perdía mi espíritu, mi alma, aquello que me hacía ser yo y no uno más. Y, hoy, escribiendo todo ésto, me río, porque es tan fácil complacer a la gente pero, ¿se trata de eso? Hoy entendí que no quiero ser como los demás quisieran que fuera, quiero ser como soy, porque me gusta ser así. No puedo ser otra. Hoy sé que quizás habrá muchos, muchísimos que no me entiendan, pero no me importa porque sé quien soy, y algunos también lo saben, los que me entienden y me encanta ser así porque si fuera como los demás, no sería yo ni me gustaría porque es precisamente lo que nunca me ha gustado de la mayoría de la gente. Por eso, cuando me dicen que soy rara, pues, en cierto modo hasta me gusta, porque significa que no soy como el resto del mundo, como la gente a la que no quiero parecerme. No es mejor ni peor, es ser más uno y no, uno más.
Y, me gusta ir de aqui para allá, sin sitio fijo, sin definición, ni ubicación. Siempre de paso, de todo el mundo. Un día pensar en algo y otro día en otra cosa diferente, pero sin miedo, viviendo y sintiendo. Quizás porque me ha tocado romper muchas veces con todo, o con alguna parte importante de mi vida, y me tocó afrontrarlo sola y tirar con fuerzas, y es algo que te hace sentir tan bien el hecho de salir de todo sola pero con fuerzas, sin dueños, sin finjir, sin tener que ser complaciente. Ser vagabundo...
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